viernes, 26 de julio de 2013

Fuerza Mental


Aunque parezca lo contrario por algunas entradas de este blog, aquí no todo es perfecto. México es un país fantástico, pero también muy peculiar, por lo que no es nada fácil entrar en su engranaje. Hay días que tengo la sensación de que estoy completamente integrado, pero entonces pasa algo que me demuestra lo contrario.

Hay que tener mucha fuerza mental para superar tantos cambios, porque las buenas noticias son muy fáciles de digerir, pero las malas me demuestran que estoy en una situación de mucha debilidad y que el más mínimo contratiempo puede producirme un golpe importante. Para mi España representaba monotonía, tranquilidad y confort, era como caminar por una calle muy ancha y con redes en los 2 laterales. México es andar por una calle muy estrecha y con un barranco en cada lado, disfrutas mucho caminando por ella pero sabes que el riesgo de caerte es muy elevado. Y ahí es donde entra la fuerza mental: La clave para superar esas situaciones es saber relativizarlas, porque la mayoría de las veces son cosas poco importantes que te afectan por el entorno y no por su impacto o consecuencias.

Confío en construir esas redes laterales con el tiempo, para seguir corriendo por ese camino llamado México a una velocidad que nunca había alcanzado evitando que los golpes al caer sean más dañinos de lo que son por su naturaleza. Mientras eso pase tendré que aprender a levantarme y volver a un camino en el que circulo a un buen ritmo, que aún será mejor cuando tenga la suficiente experiencia para superar los baches que me encuentre en él.

domingo, 21 de julio de 2013

Preguntas


Cada vez que conozco a alguien sé que llegará la batería de "preguntas de bienvenida":

- ¿De dónde eres?
- ¿De qué parte de España?
- ¿Qué haces en México?
- ¿Cuanto tiempo llevas?
- ¿Te gusta Querétaro?
- ¿Como os conocísteis?
- ¿Te llamas Bernart, Bernard o Bernal?

Creo que a partir de ahora me presentaré con todo el pack: "Hola me llamo Bernat, soy de Barcelona, llevo 1 mes en México, me gusta Querétaro, BernaT con T de Toledo. Toledo está cerca de Madrid. No, nunca ha estado en Toledo. No, no está cerca de Barcelona. Sí, muy bonito Barcelona... Que os cuente ella como nos conocimos, yo ya me he cansado de hablar. Tu eres de aquí no? Ah que bien :)"

En la tema musical creo que prefiero no integrarme, hay días que si escucho una canción más de Reggeaton, Salsa o Bachata me pego un tiro. Ayer en un ataque de valentía me puse a los mandos del DJ e incrusté un par de canciones en el Setlist: La primera de Black Eyed Peas tuvo cierta aceptación, aunque la mitad de la gente que bailaba se fue, y cuando sonó Kiss ya vi bastantes ojos que me miraban y me llegó un amable comentario: "Parce, pon un tema bueno". En este momento recogí mis cosas, tomé un vuelo a Estados Unidos y me fui a un bar metalero para sentarme en la barra americana y pedir un Old Fashioned:
- Con dos de hielo, por favor.
- Oye, ¿y tu de dónde eres?

jueves, 11 de julio de 2013

El laberinto


Después de toda una vida oyendo quejas sobre el transporte en España (la Renfe siempre llega tarde, el metro va muy lleno, el autobús no sirve para nada...) me he topado con una infraestructura de sistema público que convierte a Renfe en una empresa de tecnología punta.

Aquí el transporte público es complicado: Inexistencia de trenes, metros o algo que se le parezca. Unos autobuses (aquí les llaman camiones) que pasan cuando quieren y por donde quieren. Bueno aquí quizás he exagerado un poco, pero la verdad es que cuando tienes que ir a un lugar nuevo lo más fácil es recurrir al transporte privado, que es lo que usa el 90% de la población. Por suerte los taxis y la gasolina son baratos, por lo que siempre se convierte en el medio de transporte más eficiente. Lo máximo que he pagado por un taxi han sido 50 pesos (3 euros) cuando he tenido que hacer trayectos largos dentro de la ciudad.

Si a eso le sumamos mi limitada capacidad de orientación y que se trata de una ciudad nueva y que no conozco, podemos llegar a la conclusión de que lo más complicado de mi adaptación está siendo el transporte: Algunos amigos ya han dado fe de ello cuando después de quedar con ellos en lugares próximos a mi casa he tardado "un poco" más de lo habitual o he tenido que recurrir al taxi porque al no tener GPS en el celular no tengo ese recurso que usaban en mi país en casos de desubicación.

Confío en que a medida que pasen las semanas y conozca más la ciudad pueda moverme con más libertad, y así lo esperan también algunas personas, especialmente una, a la que le gusta preguntarme: ¿Ahora mismo donde queda tu casa? Y yo intento ubicarme y señalo en la dirección contraria. Se ríe con cara de resignación y seguimos caminando hacia... ella sabe donde.

Tengo la suerte de vivir cerca del centro, por lo que cuando quedamos allí pienso: Ahí sí sé llegar! Y espero a que pase uno de los 10 camiones que van para allá (casi todos) hasta que llego al parque de la Alameda, centro espiritual de Querétaro, y me bajo con la satisfacción de no haberme perdido.

domingo, 7 de julio de 2013

Sol y lluvia en Querétaro


Mi estado de ánimo se puede comparar al clima veraniego de Querétaro: Muchos ratos de sol, calor, pero también algunas tormentas. No llueve mucho pero cuando la hace la intensidad es tan grande que parece que alguien se esté quejando de algo. Le llaman  la época de lluvias, y con motivo.

Reconozco que me encantan esos momentos en los que voy por la calle, miro a mi alrededor y pienso: ¿Qué estoy haciendo aquí? Me cuesta ver qué puedo tener en común con esas personas que llevan una vida tan diferente a la mía, pero entonces me rodeo de personas próximas a mi y me doy cuenta de que estoy donde quería estar y cuando quería estar.

Mi primera visita al supermercado fue una experiencia curiosa: Frutas tropicales que no había visto en mi vida, con nombres espantosos y colores sospechosos, carnes que por el nombre y el aspecto no aciertas a saber de qué animal provienen, miles de zumos de todos los sabores inimaginables, más tipos de chile que de verdura y más botellas de tequila que de vino. Las tortillas también son toda una subcultura: Las hay de harina, de trigo, azules, negras, grandes, pequeñas... representa que cada una está indicada para cada tipo de plato, pero yo las elijo aleatoriamente y tampoco les encuentro la diferencia. Aquí aún no ha llegado esto de meter 1 euro para usar el carro, por lo que hay veces que en el parking hay más carritos que carros (coches), creo que si alguien se lo llevara a su casa nadie se daría cuenta.

Comer fuera también es bastante curioso: Cuando llegas a la mesa te ponen 5 o 6 salsas y te dicen: "Están ordenadas de más a menos picante". Dices que Ok y te vas a la Top, que con una gota te incendia la garganta, y una vez hecha la bromita ya te conformas con las demás.

Creo que la próxima entrada irá sobre el transporte, sobre el que se podría escribir una enciclopedia: Agarrar un camión (bus), un carro o un taxi puede convertirse en toda una aventura.

miércoles, 3 de julio de 2013

México DF, ciudad de contrastes


Mi primera semana en el DF fue una de esas experiencias que nunca olvidas. Desde mi llegada al aeropuerto sobrevolando toda la ciudad a muy poca altura me di cuenta de que aquello me rompería todos los esquemas. Pese al cansancio por el vuelo y las intempestivas horas por el cambio de horario, disfruté de mis primeros tacos con la ilusión de lo que representaba el inicio de una nueva etapa.

Estos primeros días me sirvieron para constatar por qué es una de las ciudades más importantes y especiales del Mundo: Más de 20 millones de personas, grandes contrastes entre las diferentes zonas (delegaciones), comida las 24 horas del día, coches, contaminación... Cosas que ya sabía pero que impresionan cuando lo vives en primera persona. El hecho de pasar esa semana con mis familiares mexicanos (gracias a ellos se redujo mucho el impacto del cambio de país) me permitió experimentar muchas de sus costumbres: Desayunos muy fuertes y peculiares, comidas tardías, visitas a lugares interesantes y poco turísticos, y en definitiva, el proceso de adaptación a tantas cosas tan diferentes.

Pero lo verdaderamente impactante de esta ciudad es la brutal diferencias de clases que hay: Muchísimos coches y casas de lujo conviviendo con personas que se ganan la vida en la calle. Edificios altos y modernos al lado de edificios que se caen. Restaurantes de lujo al lado de taquerías en las que comes por 30 pesos (2 euros). Otra curiosidad es que cuando me subí al turibus del centro (el lugar del turismo por excelencia) el 90% de la gente era mexicana, el 8% americana y el 2% restante era yo, como representante del viejo continente. El punto culminante del trayecto fue la visita a la plaza España, con una réplica de la Cibeles a tamaño real. Me prometí a mi mismo ir allí a celebrar los próximos títulos del Barça.

Me gustó especialmente mi visita a Xochimilco, a las famosas barquitas de colores que recorren el único canal de la ciudad (ver foto). Durante el trayecto te ofrecen música de mariachis, comida, ropa, joyas... si lo pides igual hasta te casan allí. Por suerte era entre semana y estaba bastante tranquilo, pero nos comentaron que el fin de semana se llena de jóvenes que zarpan con decenas de cervezas y altavoces. Let's party!!

                       

Vista la capital, el sábado siguiente me dirigí al destino de mi aventura, la ciudad donde pasaré los próximos meses y quien sabe si más. En la próxima entrada empezaré a contar mis aventuras en Querétaro, la ciudad donde nadie nace pero todo el Mundo vive.