domingo, 7 de julio de 2013

Sol y lluvia en Querétaro


Mi estado de ánimo se puede comparar al clima veraniego de Querétaro: Muchos ratos de sol, calor, pero también algunas tormentas. No llueve mucho pero cuando la hace la intensidad es tan grande que parece que alguien se esté quejando de algo. Le llaman  la época de lluvias, y con motivo.

Reconozco que me encantan esos momentos en los que voy por la calle, miro a mi alrededor y pienso: ¿Qué estoy haciendo aquí? Me cuesta ver qué puedo tener en común con esas personas que llevan una vida tan diferente a la mía, pero entonces me rodeo de personas próximas a mi y me doy cuenta de que estoy donde quería estar y cuando quería estar.

Mi primera visita al supermercado fue una experiencia curiosa: Frutas tropicales que no había visto en mi vida, con nombres espantosos y colores sospechosos, carnes que por el nombre y el aspecto no aciertas a saber de qué animal provienen, miles de zumos de todos los sabores inimaginables, más tipos de chile que de verdura y más botellas de tequila que de vino. Las tortillas también son toda una subcultura: Las hay de harina, de trigo, azules, negras, grandes, pequeñas... representa que cada una está indicada para cada tipo de plato, pero yo las elijo aleatoriamente y tampoco les encuentro la diferencia. Aquí aún no ha llegado esto de meter 1 euro para usar el carro, por lo que hay veces que en el parking hay más carritos que carros (coches), creo que si alguien se lo llevara a su casa nadie se daría cuenta.

Comer fuera también es bastante curioso: Cuando llegas a la mesa te ponen 5 o 6 salsas y te dicen: "Están ordenadas de más a menos picante". Dices que Ok y te vas a la Top, que con una gota te incendia la garganta, y una vez hecha la bromita ya te conformas con las demás.

Creo que la próxima entrada irá sobre el transporte, sobre el que se podría escribir una enciclopedia: Agarrar un camión (bus), un carro o un taxi puede convertirse en toda una aventura.

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