jueves, 1 de agosto de 2013

Runner


Después de varias semanas con nula actividad física decidí que había llegado el momento de volver a una de mis mayores aficiones: Hacer deporte. Así que me calcé las zapatillas y salí a correr por mi colonia (barrio), que al ser residencial tiene varias zonas con muy poco tránsito y algunos caminos de tierra. Al cabo de 5 minutos me sentía bastante fatigado, y me di cuenta de que no solo era por mi baja forma sino por la altura de la ciudad: Ya me habían advertido de que correr a 2.000 metros de altura es más duro porque hay menos oxígeno, y es algo que he seguido notando en los días posteriores. 

En mis primeras salidas no he sido capaz de correr más de 30 minutos seguidos, así que tendré que acostumbrarme a esas nuevas condiciones. El calor de aquí también es muy diferente, porque es muy seco pero tienes la sensación de que el sol te quema más, lo notas más cerca. 
Espero seguir con mi entrenamiento porque hacer deporte es algo fundamental tanto para el cuerpo como para la mente, es el momento donde desconectas de todo, te olvidas de los problemas y simplemente disfrutas del paso de los kilómetros. La anécdota del último día que salí es que pasé por un tramo que estaba lleno de pequeños insectos y había tantos que tuve que hacerlo andando porque cuando corría notaba que me daban golpes en la cara y en los brazos. 

Otro tema son los mosquitos: No me molesta que haya, porque es normal, estamos en verano, pero sí su gran inteligencia: Ese momento donde cierras la luz y notas que algo se te acerca a la oreja: "zzzzzzz....", pero enciendes la luz y dejas de oír nada. Miras por toda la habitación y ha desaparecido, hasta que vuelves a apagar la luz y en dos segundos oyes: "zzzzzzzzzzzzzz..." y vuelves a entender la luz y otra vez lo mismo, y entras en un bucle sin sentido. Hasta que recordé que me había traído un enchufe en la maleta de esos que emiten ultrasonidos... pero oh, sopresa: Son completamente immunes, a los mosquitos mexicanos no les molestan ese sonido, seguramente si me pongo alguna crema repelente les gustará y todo. Así que me rendí y me tapé hasta la cabeza, buscando refugio ante tal ataque frontal y despiadado. Y finalmente conseguí dormirme. Buenas noches, mosquito.

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